El barrio nació de una necesidad de la Ciudad de Buenos Aires en el siglo XIX de tener un puerto para comercializar con Europa. Eduardo Madero fue un político, empresario, promotor y ejecutor del proyecto de construcción de cuatro diques cerrados, interconectados mediante puentes, y dos dársenas en los extremos. Casi 30 años después, debido al aumento en el tráfico de mercancías y al incremento en el movimiento de pasajeros, el ingeniero Luis Augusto Huergo comenzó la obra de ensanchamiento de la zona portuaria, y el viejo Puerto perdió su esplendor.
Recién en 1991, cuando la Ciudad de Buenos Aires convocó un concurso nacional de anteproyectos, Puerto Madero empezó a tener su cara actual. Este proyecto consistió, por un lado, en la creación de una angosta franja de edificación ubicada entre los diques, dos grandes parques, anchos bulevares, paseos peatonales y, la construcción de una variada cantidad de torres. Por otra parte, se reciclaron los antiguos docks de mercaderías, conservando sus frentes de ladrillos a la vista y sus vigas de hierro fundido para mantener su valor histórico. Hoy, albergan lofts y edificios emblemáticos con vistas únicas, oficinas, restaurantes, pubs e incluso Universidades.
En 1996 Puerto Madero se convirtió en el barrio número 47 de la Ciudad de Buenos Aires.
Su ubicación cercana al centro de la ciudad, sus modernos edificios y complejos habitacionales y su seguridad lo convierten en uno de los barrios más codiciados de Buenos Aires. En este barrio conviven las torres corporativas con las de vivienda. En ambos la demanda de personal y el volumen de los gastos es mayor que en edificios entre medianeras. Por eso es fundamental que el Administrador tenga un control preciso de los trabajadores de cada completo (intendente, limpieza, seguridad y mantenimiento) y sobre los espacios compartidos. Las torres de oficinas pueden contar con salones de convenciones, de reuniones o comedor; y las de vivienda tienen amenities de esparcimiento, como SUM, gimnasio, piscina, parrillas y juegos para niños. En todos los casos, el Administrador –junto al Consejo de Administración- debe fijar las pautas para una buena convivencia.
La clave en la administración de consorcios en Puerto Madero se encuentra en la eficiencia, el orden, la limpieza y el control y coordinación de equipos de trabajos para que el servicio sea premium.
Nuestro canal de noticias es un resumen de las novedades más importantes relacionadas con los temas de interés para nuestros clientes.
En la Ciudad de Buenos Aires hay más de 500 torres. Vivir en ellas tiene muchos beneficios, ya que ofrecen servicios que brindan un mejor estilo de vida. Los espacios comunes contribuyen a la sociabilización pero también pueden generar importantes conflictos con respecto a su uso. En estos casos resulta imprescindible la figura del administrador del consorcio para mediar y hacer reconocer por parte de los copropietarios las reglas existentes.
Los robos a departamentos crecen cada vez más. Aunque en general, se realizan cuando las unidades están vacías, también se producen cuando sus habitantes están en ellos. Sentirse seguro y confiado en la propia casa es esencial para tener una buena calidad de vida. Para ello es importante que el Consorcio tenga una mirada global sobre las normas a seguir para minimizarlos.
Vivir con mascotas en un departamento es una responsabilidad. La ley obliga a los vecinos a soportar los ruidos sólo hasta el límite normal de tolerancia. La Ley 13512, de Propiedad Horizontal, aclara la prohibición por parte de cualquier ocupante de “perturbar a los vecinos con ruidos molestos o alterar su tranquilidad en forma concreta”. Y es, específicamente, el Reglamento de Copropiedad el que regula las relaciones entre los vecinos del consorcio.