Técnicamente una torre se denomina al edificio con perímetro libre. No necesariamente requiere una atención diferente a un edificio clásico. No obstante, es frecuente que las torres tengan características especiales. En estos casos, es necesario tratarlas con atención diferenciada. A continuación describimos como administramos algunas de esas peculiaridades en nuestras torres.
El intendente tiene un rol clave en el buen funcionamiento de nuestro servicio. Es nuestro vínculo permanente con el edificio y es clave coordinar un plan de trabajo desde el día uno. No obstante, es importante destacar que la responsabilidad última es del administrador. Es quien tiene la última palabra y la responsabilidad de que todo se ejecute de acuerdo a lo planeado.
El plan de trabajo (en el caso de no tenerlo) se diagrama con el consejo de administración con el fin de cubrir todos los servicios de mantenimiento y atención al cliente.
Para que el personal tenga en claro como proceder, se diagrama un organigrama interno, un plan de tareas para cada empleado, protocolos de seguridad y se determina las formas de comunicación e interacción interna y externa.
En los casos que el edificio cuente con personal propio para tareas de mantenimiento, como puede ser albañilería, plomería o electricidad, se realiza un plan anual de mantenimiento preventivo.
El mantenimiento correctivo, que si bien tiene aleatoriedad en frecuencia, presenta generalmente patrones con los cuales se puede planificar. Con ello determinado, se destina un porcentaje del tiempo del personal a este tipo de tareas. El resto de las horas de trabajo, se destinan al plan de mantenimiento preventivo.
Es muy importante, para estos empleados, la logística de materiales y herramientas. Para lograr eficiencia, se realiza un plan de compra de materiales, con control de gastos y seleccionando cuidadosamente a los proveedores.
Es fundamental contar con la reglamentación del uso los espacios comunes.
Ya sea a través del reglamento de copropiedad o del reglamento interno, deberían estar establecidas las normas de convivencia. En el caso de no contar con ellas, promovemos y participamos fuertemente en la redacción y reglamentación de un reglamento interno. Allí se establecerán pautas de uso, horarios, responsables del costo de limpieza, turnos, multas, etc. Todo lo necesario para que los propietarios puedan disfrutar de los espacios y no sufrir el mal uso de terceros que deterioran y degradan esos espacios de uso común.
Nuestro canal de noticias es un resumen de las novedades más importantes relacionadas con los temas de interés para nuestros clientes.
En la Ciudad de Buenos Aires hay más de 500 torres. Vivir en ellas tiene muchos beneficios, ya que ofrecen servicios que brindan un mejor estilo de vida. Los espacios comunes contribuyen a la sociabilización pero también pueden generar importantes conflictos con respecto a su uso. En estos casos resulta imprescindible la figura del administrador del consorcio para mediar y hacer reconocer por parte de los copropietarios las reglas existentes.
Los robos a departamentos crecen cada vez más. Aunque en general, se realizan cuando las unidades están vacías, también se producen cuando sus habitantes están en ellos. Sentirse seguro y confiado en la propia casa es esencial para tener una buena calidad de vida. Para ello es importante que el Consorcio tenga una mirada global sobre las normas a seguir para minimizarlos.
Vivir con mascotas en un departamento es una responsabilidad. La ley obliga a los vecinos a soportar los ruidos sólo hasta el límite normal de tolerancia. La Ley 13512, de Propiedad Horizontal, aclara la prohibición por parte de cualquier ocupante de “perturbar a los vecinos con ruidos molestos o alterar su tranquilidad en forma concreta”. Y es, específicamente, el Reglamento de Copropiedad el que regula las relaciones entre los vecinos del consorcio.